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Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.

Así que ya no eres más siervo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por Cristo.

Antes, en otro tiempo, no conociendo á Dios, servíais á los que por naturaleza no son dioses:

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